lunes, 20 de abril de 2015

Toxiinfecciones alimentarias en verano.

Llega el buen tiempo y con él la playa, chiringuitos, y el aumento de las TOXIINFECCIONES ALIMENTARIAS. No es la primera vez que se habla de casos de salmonelosis provocados por el consumo de alimentos en mal estado durante esta época del año.
 
Huevo, Huevos, Alimentos
 
¿Por qué en verano?
Durante el verano, el consumo de alimentos poco cocinados, crudos, o cocinados y consumidos muy posteriormente (comida en tuppers en la playa, etc.) es mucho mayor que durante el resto del año. Además, la temperatura ambiental propicia la multiplicación de microorganismos presentes en los alimentos.
 
¿Qué microorganismos?
Del microorganismo que más se suele hablar durante el verano es Salmonella. Esto es debido a que es uno de los microorganismos más frecuentes de las toxiinfecciones alimentarias, pero no el único. Hay muchísimas especies que podrían provocar una toxiinfección: Listeria monocytogenes, Eschericha coli, Clostridium perfringens, etc.
También pueden estar provocadas por parásitos: Anisakis, Toxoplasma gondii, etc.
O virus: Norovirus, Hepatitis.
 
Los microorganismos patógenos normalmente NO ALTERAN AL ALIMENTO, de nada sirve controlar su aspecto, olor, etc. ya que la mayoría de los patógenos no son microorganismos alterantes. El alimento contaminado por estos microorganismos, conservará el mismo aspecto que antes de estar contaminado.
 
Los microorganismos que afectan a las propiedades del alimento (olor, color, sabor, etc.) son los microorganismos alterantes, que alteran al alimento pero normalmente no afectan a la salud del consumidor.
 
¿Qué síntomas provocan?
Las toxiinfecciones alimentarias suelen derivar problemas gastrointestinales, también pueden ir acompañadas de fiebre, y, en algunos casos, pueden desembocar en enfermedades graves.
 
¿Cómo prevenirlas?
- No almacenar alimentos a temperatura ambiente un periodo de tiempo prolongado.
- Cocinar los alimentos correctamente.
- Consumir los alimentos inmediatamente después de ser cocinados.
- Evitar el contacto de alimentos crudos con alimentos cocinados.
- No lavar los huevos y después meterlos en la nevera. SÓLO SE PUEDEN LAVAR si van a ser procesados después (y también es mejor evitarlo), no se puede lavar y almacenar.
- Las salsas caseras elaboradas con huevo consumirlas inmediatamente y no guardar en la nevera más de un día.
- Descongelar los productos congelados en la nevera.
- No cascar los huevos en el plato donde van a batirse, evitar la caída de la cáscara en el plato.
 

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